A menudo nos encontramos con noticias alarmistas sobre los avances de las tecnologías exponenciales y, en especial, las referidas a la inteligencia artificial. Como ya sucediera en disrupciones anteriores, muchos alertan sobre el riesgo de la automatización y hacen sus previsiones sobre el impacto que esto puede tener en la pérdida de millones de empleos.
Sin embargo, la situación que encontramos en las empresas es muy diferente, con un entorno altamente competitivo y grandes dificultades en lo que respecta a la atracción y retención de talento.
Sin ir más lejos, en la primavera de 2021 coincidiendo con el fin de la pandemia, en Estados Unidos se produce la llamada “Gran Renuncia”, un término acuñado por el académico Anthony Klotz. Millones de trabajadores que renunciaron a sus empleos voluntariamente en busca de modelos más acordes con sus valores y necesidades vitales. Este fenómeno, aunque se ha ralentizado en los últimos meses, se ha expandido con fuerza a otras regiones como Europa.
Se produce una profunda reflexión de lo que buscamos en un puesto de trabajo que, sumado a la incorporación de la Generación Z al mercado laboral, ha transformado completamente la relación de las empresas con su talento. Hablamos de relaciones casi más propias del mundo del M&A, las operaciones de fusión y adquisición de empresas, en las que ambas partes son igualmente exigentes, fijan sus condiciones y se produce una negociación de tú a tú para llegar a un acuerdo.
Además, factores como la cultura, el propósito o la sostenibilidad, entre otros, se vuelven fundamentales de cara a atraer a una generación más consciente y preocupada por el medioambiente, que valora el compromiso de las compañías y sus valores tanto para adquirir sus productos, como para aceptar ofertas de empleo.
En este nuevo paradigma se prioriza el desempeño frente al horario, la visión disruptiva frente a los procesos establecidos y las redes de conocimiento y las estructuras horizontales, donde la cooperación y la competición coexisten, frente a los antiguos entornos jerarquizados. Como buenos nativos digitales, los jóvenes abrazan sin miedo las nuevas tecnologías y los cambios. Y es que, precisamente, esa automatización de la que hablábamos nos va a permitir liberar a nuestro talento de tareas rutinarias para que puedan desarrollar capacidades como la creatividad o la innovación.
Pero, de nada nos va a servir centrar nuestros esfuerzos en la atracción de talento si no lo acompañamos de un liderazgo efectivo, capaz de desarrollar precisamente esas capacidades o soft skills donde realmente reside el valor humano, insustituible por ninguna otra inteligencia.
Necesitamos líderes capaces de inspirar a sus equipos, trasladar la cultura de la compañía y fomentar un entorno donde las personas puedan crecer, equivocarse y desarrollarse. Perfiles capaces de aportar una mirada poliédrica y que, a la vez, entiendan la complejidad de la gestión de una empresa, donde todos los conocimientos (técnico, legal, financiero, etc.) deben integrarse.
Formación y conocimiento; experiencia y experimentación. Los sistemas educativos también se van adaptando poco a poco a este nuevo paradigma, pero no será suficiente. En este camino, las empresas convencidas de que tienen que hacer las cosas de forma diferente deben cultivar este talento ofreciendo un entorno vivencial donde se entrenen las capacidades de gestión empresarial y el emprendimiento.
Y con el objetivo de contribuir a esta ola de transformación, en DOMINION hemos puesto en marcha BQUO, un programa de desarrollo de talento emprendedor y proyectos de tecnología y sostenibilidad que ha arrancado a mediados de noviembre en un espacio habilitado en nuestra sede de Bilbao. Hemos abierto las puertas de nuestra empresa y nuestra cultura a personas procedentes de distintos países, con ambición para participar en un proceso intensivo que acelere su carrera profesional.
En los próximos meses les ofreceremos un acompañamiento integral de la mano de un mentor de nuestro equipo directivo, acceso a todos los recursos y departamentos de nuestra organización, un itinerario formativo personalizado adaptado a sus necesidades y la financiación necesaria para desarrollar sus propios proyectos, así como los retos detectados en los sectores que operamos.
Cuando las empresas hablamos de la necesidad de talento, no nos engañemos: no necesitamos mano de obra, sino ponernos manos a la obra.
Puedes leer el artículo original en El Correo.